El Proyecto Luna es un sueño para nosotras, un sueño que comenzó a
andar en octubre del año pasado, cuando la Casa de Carlota nos envió un mail con
un asunto premonitorio “los astros se han alineado para que trabajemos juntos”.
Desde que nació Tipi-Too supimos que queríamos implicarnos en el mundo que
nos rodea, llevábamos tiempo dándole vueltas a como hacerlo, por eso, ese mail
nos emocionó muchísimo, porque sabíamos que de la mano de La Casa de Carlota
todo sería más sencillo, porque tenían la experiencia que a nosotras nos
faltaba y porque conocíamos a Jose María Batalla, su creador, una persona muy
especial con la que habíamos trabajado antes en publicidad (aunque el era jefe,
muy jefe… mucho más que nosotras).
Tras un primer conato de
proyecto que se frustró porque no tenía que ser (aún), surgió la idea de diseñar un cojín, aún no teníamos causa, pero nos pusimos a trabajar sin
tenerla definida, pensando en ayudar a niños que sufren, ya buscaríamos en qué
exactamente, desgraciadamente… no será por falta de causas.
A la vuelta de Navidad,
después de muchas idas y venidas, de muchos mails y de muchos cafés, comidas y
alguna que otra cerveza con Neus Portas, nos llegó la un mail muy misterioso
(un cojín y una sorpresa) en el que veía la luz, por primera vez (entre muchas
otras estrambóticas mezclas de animales) la Gallinita que se comió a un caracol,
y que venía acompañada de la portada de un cuento que nos enamoró desde el
primer instante.
Y justo en esos días nos
llegó la terrible noticia, de que Luna, la hija de nuestra amiga Inés, tenía
cáncer. Fue una noticia que nos removió mucho, muchísimo, que nos llenó de
dolor y tristeza, que nos hizo enfadarnos con el mundo, y que nos hizo darnos
cuenta de lo frágiles que podemos llegar a ser…
Nuestro único objetivo en
ese primer momento fue personal, y fue intentar sacarles una sonrisa, que
supieran que estábamos ahí, pensando en ellas, así que le mandábamos sorpresas
al hospital con cartas que escribíamos desde dentro del estómago, cartas que
casi se escribían solas.
No fuimos las únicas,
después supimos que había mucha gente enviándoles cosas, pequeños detalles que
les sacaban una sonrisa cuando más lo necesitaban. Una noticia así cae como una
bomba, deja a mucha gente desorientada, son saber que hacer… todo el mundo se
volcó con ellas, esta mañana, contándole a Inés lo que íbamos a publicar por la
noche, nos ha mandado fotos, y nos han parecido tan preciosos que no hemos
podido evitar pedirle permiso para enseñároslo.
Un aluvión de amor y
buen rollo que les arropó, entre sus amigos del cole, sus profesores, su
cuidadora, sus vecinos, los amigos de sus padres, sus compañeros del trabajo,
su familia, sus primos… todos pusimos nuestro granito de arena para que en esos
primeros días se sintieran muy queridos.
Al principio no unimos
ambas cosas, lo que estábamos haciendo con La Casa de Carlota y lo que le estaba
pasando a Luna, hasta que nos enteramos que, cada vez que Inés y Kike, entraban
en la consulta del oncólogo, sentado al lado había un psico-oncólogo, cortesía
de la Fundación Aladina, para ayudarles a asimilar y enfrentarse a las
noticias, que al principio, fueron muy confusas… y nos pareció tan grande, tan
importante y tan maravilloso que supimos que queríamos que todos los beneficios
de nuestro primer producto solidario se destinaran a ellos.
El otro día, en la
presentación del Proyecto, Wisi Sarandeses, de Fundación Aladina, dijo que en
ellos tenían sus pequeños “milagritos”, ellas les llaman “maktub” a esos momentos
mágicos… las 3 asentimos, sabemos perfectamente a que se refieren, porque este
proyecto ha estado repleto, desde el principio, de magia.
Hay quien dice que son
casualidades, pero cuando se dan tantas y todas juntas no creemos que se puedan
llamar así … uno de los momentos más increíbles fue que cuando, al conocer a
Isthar, la directora de la Fundación Aladina, le dijimos que les habíamos conocido
su labor porque la hija de una amiga nuestra, llamada Inés, se estaba tratando
de un tumor de wilms, nos preguntó - ¿esa niña no se llamará Luna? – a partir
de ese momento la gallina pasó a llamarse Luna, y el “Proyecto Luna” se convirtió
en algo mucho más grande, en nuestro sello solidario, bajo el cual
presentaremos productos que apoyaran diferentes causas, el primero este pack,
del que el 100% de los beneficios irán destinados a la Fundación Aladina.
Y así fue como la niña
Luna y su madre Inés se convirtieron en parte del equipo, con idas y venidas de
mails entre La Casa de Carlota, Inés y nosotras... Luna ha participado de manera activa en el diseño definitivo del pack, y después, una vez que ya estaba decidido todo, ha participado enviándonos dibujos, esculturas y hasta canciones de la Gallinita Luna.
y el equipo fue creciendo y se
fue llenando de gente, de mucha, mucha gente que ha sacado tiempo de donde no
lo había para colaborar en este proyecto, y a los que vamos a dedicar un post,
aunque se merecen un libro entero, porque la generosidad de la gente ha sido
increíble.
Luna tiene luz, tiene
magia en la mirada, una presencia de esas que llena una habitación con su sola presencia,
y consigue que no puedas mirar para otro lado, porque atrae a tus ojos como si
fuera un imán, es todo en ella, es su forma de moverse, de colocarse el
pañuelo, de sentarse e incluso de decirle a Inés que ni de coña se come ese
batido… es una niña muy especial, muy divertida, pensar en ella durante este
proceso ha sido muy importante, porque aunque sabíamos que todo esto no es para
ella, que el destinatario final es la Fundación Aladina, para nosotros ha sido
muy importante pensar en lo que a ella le podía hacer feliz, lo que le podía
emocionar…
De su mano hemos
conocido el hospital, la sala aladina, y la labor de muchas fundaciones y
organizaciones que lo dan todo para que esos niños que están enfermos de cáncer
y que se enfrentan a largas estancias hospitalarias vivan, desde allí, la
infancia que se merecen… con su tele, sus pelis, sus palomitas, sus risas, sus
juegos de mesa y sus consolas, porque como dice Inés, el mundo está lleno de
gente buena, que lo da todo por la sonrisa de un niño, o por la de unos padres
que se tienen que enfrentar, de golpe y porrazo, a sus miedos más profundos.
Ojalá el cáncer se
erradicara de la tierra, desapareciera, se evaporara… pero mientras tanto,
mientras ese momento llega, es muy importante que haya gente que se dedique a
ayudar a quienes lo sufren, a que lo vivan de la mejor manera posible.
Eso es lo que hace la
fundación Aladina, ocuparse de los niños y adolescentes, y de sus familias, de
orientarles, ayudarles, abrazarles, arroparles, hacerles reir… dependiendo del
momento y de las necesidades de cada instante.
Luna se está curando, la
reacción de su cuerpo al tratamiento está siendo buenísima, tiene a los médicos
muy, muy contentos… el proceso es largo y tedioso, pero está funcionando, y
como dice Inés, con ella, nos estamos curando todos los que la queremos.
Cuando Luna sea mayor
recordará esto, la ilusión y el amor que hemos puesto unos cuantos lunáticos
para que su camino fuera un poquito más llevadero, recordará los abrazos que le
dimos a Inés, su ilusión y su sonrisa.
Por eso, para nosotras,
el Proyecto Luna ya ha merecido la pena, porque gracias a él hemos hecho
felices a dos personas muy importantes para nosotras, a Luna y a Inés, hemos conseguido
trasladarles el amor que sentíamos, y que supieran que no estaban solas, que
había muchísima gente trabajando para sacar adelante el proyecto más especial
de sus vidas.
Pero ahora, queda algo
muy importante, que es vender muchas, muchísimas gallinas y cuentos, convertir
el mundo en un gran corral, porque así, la Fundación Aladina podrá ayudar a
muchísimos niños y adolescentes que, como Luna, tienen cáncer, que es, al
final, de lo que trata todo esto.
¿Nos ayudas?
Conviértete en lunátic@, corre la voz, cuéntaselo a la gente, animales a que entren en l web y ayúdanos, ayúdanos a ayudar a la Fundación Aladina... conviértete en una parte de la cadena....
Muchas gracias!
www.somoslunaticos.com