domingo, 21 de junio de 2015

Sobre las primeras veces...

Las primeras veces saben a aventura, a mezcla de ilusión y reservas, a ese vértigo tan reconocible que se sitúa a sus anchas en la tripa y no te deja dormir, una mezcla explosiva de deseo, nerviosismo, ansiedad y miedo.

Desde Tipi-Too hemos vivido muchas primeras veces:

- Nuestra primera sesión de fotos
- Nuestros primer mercado
- Nuestro primer envío
- Nuestro primer punto de venta
- ....






Tras cada una de esas primeras veces se han abierto ante nosotras nuevos y emocionantes caminos, y este fin de semana que acaba ha sido nuestra primera feria profesional, nos hemos estrenado en un mundo nuevo de la mano de FIMI, la Feria de Valencia de Moda y Complementos Infantiles.



En Titpi-Too tenemos un objetivo marcado, sabemos lo que queremos ser, el tipo de marca en que nos queremos convertir, una marca humana, cercana, divertida, comprometida… una marca que hable de nosotras y de nuestro mundo, que sea un reflejo de la realidad en que vivimos, una marca comprometida con su entorno, activa socialmente.

Pero el camino para llegar hasta allí lo vamos construyendo andando, ante nosotras se abren permanentemente opciones, antes las que tenemos que tomar decisiones.

Tener claro el objetivo nos hace ser pacientes, hemos aprendido que es muy importantes dar pasos en la dirección correcta, no equivocarnos en la elección del camino… pero también es muy importante elegir el momento oportuno para dar el paso, el cuando.

Llevamos un añito dándole vueltas a la idea de ir a ferias profesionales, nos ha costado dar ese paso porque era muy importante y queríamos darlo bien, cuando tuviéramos suficiente experiencia como para conocer el entorno en el que nos íbamos a mover, suficiente producto como para hacer nuestra oferta atractiva, suficiente experiencia como para poder sentarnos a hablar de costes, descuentos, envíos y plazos,  suficiente infraestructura como para poder servir el producto en los plazos acordados.




Y por fin, este fin de semana, nos hemos lanzado a esta nueva aventura y nos hemos sentido un poquito más mayores, hemos disfrutado mucho de la experiencia, y, la verdad, nos ha ido muy, muy bien, estamos muy felices, con muchísimos contactos nuevos y puntos de venta asegurados.

Hemos compartido espacio con Lorena de Kutuno, una marca de moda infantil que nos encanta, con unos estampados muy originales, confeccionada con el mejor algodón orgánico egipcio en condiciones de comercio justo,  y que cuenta con el certificado GOTS (Global Organic Textile Standard).



Y allí nos hemos encontrado con otra marca que nos encanta: Muakmoi, y que seguimos desde que conocimos a sus 2 fundadoras, Tatiana y Asun, cuando coincidimos con ellas en un mercado en el palacio de Santa Bárbara. Una marca de moda para niños de 3 meses a 12 años, que cuida hasta el último detalle, con telas preciosas y un diseño que nos encanta y no nos cansamos de recomendar, porque nos parece super bonito.




Iremos a más ferias, y, sin duda, lo haremos mejor… pero esta primera feria permanecerá para siempre en nuestras retinas y en nuestro recuerdo, formará parte de los recuerdos mágicos de nuestras primeras veces.


En octubre estaremos en la Feria de Puericultura, en Ifema, un nuevo reto que nos hace muchísima ilusión, porque cuando trabajábamos en publicidad hemos organizados muchas ferias allí, y porque sabemos que estaremos rodeadas de amigos, gente muy especial que nos sigue desde el principio y a la que queremos mucho.

domingo, 14 de junio de 2015

Proyecto Luna. El camino más bonito del mundo

El Proyecto Luna es un sueño para nosotras, un sueño que comenzó a andar en octubre del año pasado, cuando la Casa de Carlota nos envió un mail con un asunto premonitorio “los astros se han alineado para que trabajemos juntos”.

Desde que nació Tipi-Too supimos que queríamos implicarnos en el mundo que nos rodea, llevábamos tiempo dándole vueltas a como hacerlo, por eso, ese mail nos emocionó muchísimo, porque sabíamos que de la mano de La Casa de Carlota todo sería más sencillo, porque tenían la experiencia que a nosotras nos faltaba y porque conocíamos a Jose María Batalla, su creador, una persona muy especial con la que habíamos trabajado antes en publicidad (aunque el era jefe, muy jefe… mucho más que nosotras).

Tras un primer conato de proyecto que se frustró porque no tenía que ser (aún), surgió la idea de diseñar un cojín, aún no teníamos causa, pero nos pusimos a trabajar sin tenerla definida, pensando en ayudar a niños que sufren, ya buscaríamos en qué exactamente, desgraciadamente… no será por falta de causas.

A la vuelta de Navidad, después de muchas idas y venidas, de muchos mails y de muchos cafés, comidas y alguna que otra cerveza con Neus Portas, nos llegó la un mail muy misterioso (un cojín y una sorpresa) en el que veía la luz, por primera vez (entre muchas otras estrambóticas mezclas de animales) la Gallinita que se comió a un caracol, y que venía acompañada de la portada de un cuento que nos enamoró desde el primer instante.



Y justo en esos días nos llegó la terrible noticia, de que Luna, la hija de nuestra amiga Inés, tenía cáncer. Fue una noticia que nos removió mucho, muchísimo, que nos llenó de dolor y tristeza, que nos hizo enfadarnos con el mundo, y que nos hizo darnos cuenta de lo frágiles que podemos llegar a ser…

Nuestro único objetivo en ese primer momento fue personal, y fue intentar sacarles una sonrisa, que supieran que estábamos ahí, pensando en ellas, así que le mandábamos sorpresas al hospital con cartas que escribíamos desde dentro del estómago, cartas que casi se escribían solas.

No fuimos las únicas, después supimos que había mucha gente enviándoles cosas, pequeños detalles que les sacaban una sonrisa cuando más lo necesitaban. Una noticia así cae como una bomba, deja a mucha gente desorientada, son saber que hacer… todo el mundo se volcó con ellas, esta mañana, contándole a Inés lo que íbamos a publicar por la noche, nos ha mandado fotos, y nos han parecido tan preciosos que no hemos podido evitar pedirle permiso para enseñároslo.







Un aluvión de amor y buen rollo que les arropó, entre sus amigos del cole, sus profesores, su cuidadora, sus vecinos, los amigos de sus padres, sus compañeros del trabajo, su familia, sus primos… todos pusimos nuestro granito de arena para que en esos primeros días se sintieran muy queridos.




Al principio no unimos ambas cosas, lo que estábamos haciendo con La Casa de Carlota y lo que le estaba pasando a Luna, hasta que nos enteramos que, cada vez que Inés y Kike, entraban en la consulta del oncólogo, sentado al lado había un psico-oncólogo, cortesía de la Fundación Aladina, para ayudarles a asimilar y enfrentarse a las noticias, que al principio, fueron muy confusas… y nos pareció tan grande, tan importante y tan maravilloso que supimos que queríamos que todos los beneficios de nuestro primer producto solidario se destinaran a ellos.



El otro día, en la presentación del Proyecto, Wisi Sarandeses, de Fundación Aladina, dijo que en ellos tenían sus pequeños “milagritos”, ellas les llaman “maktub” a esos momentos mágicos… las 3 asentimos, sabemos perfectamente a que se refieren, porque este proyecto ha estado repleto, desde el principio, de magia.

Hay quien dice que son casualidades, pero cuando se dan tantas y todas juntas no creemos que se puedan llamar así … uno de los momentos más increíbles fue que cuando, al conocer a Isthar, la directora de la Fundación Aladina, le dijimos que les habíamos conocido su labor porque la hija de una amiga nuestra, llamada Inés, se estaba tratando de un tumor de wilms, nos preguntó - ¿esa niña no se llamará Luna? – a partir de ese momento la gallina pasó a llamarse Luna, y el “Proyecto Luna” se convirtió en algo mucho más grande, en nuestro sello solidario, bajo el cual presentaremos productos que apoyaran diferentes causas, el primero este pack, del que el 100% de los beneficios irán destinados a la Fundación Aladina.






Y así fue como la niña Luna y su madre Inés se convirtieron en parte del equipo, con idas y venidas de mails entre La Casa de Carlota, Inés y nosotras... Luna ha participado de manera activa en el diseño definitivo del pack, y después, una vez que ya estaba decidido todo, ha participado enviándonos dibujos, esculturas y hasta canciones de la Gallinita Luna.




y el equipo fue creciendo y se fue llenando de gente, de mucha, mucha gente que ha sacado tiempo de donde no lo había para colaborar en este proyecto, y a los que vamos a dedicar un post, aunque se merecen un libro entero, porque la generosidad de la gente ha sido increíble.

Luna tiene luz, tiene magia en la mirada, una presencia de esas que llena una habitación con su sola presencia, y consigue que no puedas mirar para otro lado, porque atrae a tus ojos como si fuera un imán, es todo en ella, es su forma de moverse, de colocarse el pañuelo, de sentarse e incluso de decirle a Inés que ni de coña se come ese batido… es una niña muy especial, muy divertida, pensar en ella durante este proceso ha sido muy importante, porque aunque sabíamos que todo esto no es para ella, que el destinatario final es la Fundación Aladina, para nosotros ha sido muy importante pensar en lo que a ella le podía hacer feliz, lo que le podía emocionar…











De su mano hemos conocido el hospital, la sala aladina, y la labor de muchas fundaciones y organizaciones que lo dan todo para que esos niños que están enfermos de cáncer y que se enfrentan a largas estancias hospitalarias vivan, desde allí, la infancia que se merecen… con su tele, sus pelis, sus palomitas, sus risas, sus juegos de mesa y sus consolas, porque como dice Inés, el mundo está lleno de gente buena, que lo da todo por la sonrisa de un niño, o por la de unos padres que se tienen que enfrentar, de golpe y porrazo, a sus miedos más profundos.

Ojalá el cáncer se erradicara de la tierra, desapareciera, se evaporara… pero mientras tanto, mientras ese momento llega, es muy importante que haya gente que se dedique a ayudar a quienes lo sufren, a que lo vivan de la mejor manera posible.

Eso es lo que hace la fundación Aladina, ocuparse de los niños y adolescentes, y de sus familias, de orientarles, ayudarles, abrazarles, arroparles, hacerles reir… dependiendo del momento y de las necesidades de cada instante.

Luna se está curando, la reacción de su cuerpo al tratamiento está siendo buenísima, tiene a los médicos muy, muy contentos… el proceso es largo y tedioso, pero está funcionando, y como dice Inés, con ella, nos estamos curando todos los que la queremos.

Cuando Luna sea mayor recordará esto, la ilusión y el amor que hemos puesto unos cuantos lunáticos para que su camino fuera un poquito más llevadero, recordará los abrazos que le dimos a Inés, su ilusión y su sonrisa.


Por eso, para nosotras, el Proyecto Luna ya ha merecido la pena, porque gracias a él hemos hecho felices a dos personas muy importantes para nosotras, a Luna y a Inés, hemos conseguido trasladarles el amor que sentíamos, y que supieran que no estaban solas, que había muchísima gente trabajando para sacar adelante el proyecto más especial de sus vidas.

Pero ahora, queda algo muy importante, que es vender muchas, muchísimas gallinas y cuentos, convertir el mundo en un gran corral, porque así, la Fundación Aladina podrá ayudar a muchísimos niños y adolescentes que, como Luna, tienen cáncer, que es, al final, de lo que trata todo esto.


¿Nos ayudas?

Conviértete en lunátic@, corre la voz, cuéntaselo a la gente, animales a que entren en l web y ayúdanos, ayúdanos a ayudar a la Fundación Aladina... conviértete en una parte de la cadena.... 

Muchas gracias!

www.somoslunaticos.com